05 diciembre 2017

DIARIO DE UNA BOMBA NUCLEAR (14ª PARTE)

“…Hoy no me encuentro bien, me he pasado varios días aquí tirado con dolores horribles en el estómago. Si fueran otros tiempos estaría en un hospital gritando que me aliviaran el dolor, pero eso tiempos ya no están y lo de gritar tampoco es que sea buena idea. ¿Habrá algún medicamento, en algún lugar que pueda ayudarme? ¿Estará caducado después de tanto tiempo? Por suerte ahora el dolor no es más que una molestia que me recuerda que en cualquier momento puede volver, pero me permite respirar y descansar.

Por otro lado, hace días que tengo una sensación extraña. No sabría explicarla, pero por alguna razón noto que mi cuerpo está alerta o intranquilo, no sé cómo explicarlo. Me viene a la cabeza esa frase que tanto oía en las películas o leía en los libros, “tengo la sensación de que me vigilan”. ¿Es posible eso? ¿Mi cuerpo puede percibir algo que mi consciente no ha detectado? No lo sé, pero si puedo decir que, durante los últimos días, antes de caer aquí sudado y dolorido, todos mis sentidos se alteraban y tenia la increíble necesidad de mirar hacia atrás.

Quizá no es más que una paranoia, mi cuerpo medio febril, juega conmigo, pero sí que puedo asegurar que algo me inquietaba.

Ahora no quiero salir, es de noche y ni siquiera hay luna, me quedaré aquí un poquito más, antes de emprender de nuevo, mi camino hacia el eterno norte…”

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